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Sant Esteve de Palautordera, Barcelona
Hoy he descubierto el Verdadero Objetivo de la Vida: Ser Feliz.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Lesson 1: Dulce de Membrillo



En mi estación favorita, no hay nada más gratificante que pegarse un homenaje cocinando Dulce de Membrillo.

La receta es sencilla:

1kg. de Membrillos
800gr. de Azúcar
Zumo de 1 Limón

Se coge una cazuela amplia y antiadherente.

Se exprime el limón, y se echa el zumo en la cazuela. Podemos hacerlo finamente, con un exprimidor, o espachurrando el limón en plan Conan. En este caso, ojo con las pupas de los dedos, que ésto escuece un huevo.

Se lavan los membrillos a conciencia, hasta que desaparece toda la pelusilla que los recubre. Se cortan a gajos, se les quita el corazón con un pequeño cuchillo indestructible, (dejamos la piel) y se van echando velozmente los trozos en la cazuela, antes de que se oxiden y se pongan negros. Esta operación ha de ser sumamente rápida y delicada, so pena de pegarse un tajo y manchar los membrillos.

Volcamos el azúcar sobre los membrillos, removemos (no es tarea fácil si disponemos de una cazuela de dimensiones reducidas) y encendemos un fuego suave.

Tapamos y vigilamos el tema de vez en cuando, removiendo, para que no se pegue el azúcar.

Cuando los trozos de membrillo estén (por fin) blanditos y floten en un mar rojo de azúcar fundido (es curioso pero huele a manzanas asadas), se retira la cazuela del fuego y nos disponemos a batirlo todo -para ello recomiendo no meter a saco la batidora en la cazuela, sino pasar el mejunje a un recipiente adecuado que no salpique membrillo por doquier- hasta obtener una mezcla suave y homogénea, rosada y letal (puro magma), que volcaremos en recipientes preferiblemente ignífugos.
* En este punto es muy importante NO CHUPAR LA CUCHARA como he hecho yo.
Cuando la pasta solidifique, tendremos dos tuppers tremendos de dulce de membrillo que podremos guardar en la nevera, congelar, regalar, dosificar o devorar a discreción.

En la próxima lección os hablaré de los Odiosos Gusanos de las Castañas.

A los golosos, ¡Salud!
Que, yo, en cuanto recupere la lengua, le pegaré saque al membrillo.