Hablando en Plata (pero de ley)
Todos tenemos un día de furia, y hoy me ha tocado a mí. Ante aquél anuncio de "que levanten la mano las que renegaron de su madre, y acabaron pareciéndose a ella", levanto la mano y me quedo tan ancha. Estoy especialmente insensible, doy asco y siento asco.
Pues resulta que, con la edad, he desarrollado el defecto o virtud (según como se mire) de hablar en plata y sin tapujos, y parece que no a todos les sienta igual de bien (es en ésto en lo que me parezco a la madre que me parió). Y no satisfecha con hablarle igual a todo el mundo, parece que me cebo más con el débil, pero no por débil sino por pocas luces, que es aquella persona que no entiende lo básico, cuestiona lo incuestionable y se toma muy a pecho y de manera extrema mis arrebatos sarcásticos (por otro lado, bastante lights).
Y resulta que, con la edad también, he desarrollado el defecto o virtud de la vergüenza ajena (a lo que el débil preguntaría: ¿y eso qué es? provocándome de forma inmediata OTRO ataque de vergüenza ajena). Y ésta sí que es superior a mí. Porque puedo morderme la lengua, pero no puedo (por ejemplo) mirar el "Diario de Patricia" sin cambiar de canal, o escuchar el "Opá, vi hasé un corrá" sin salir de la sala. Y os aseguro que ciertas situaciones a veces superan el límite "frikal" admisible.... O_o
Y lo siento de verdad, pero ya estoy formada y rodada. No cambiaré mi forma de ser por nada y por nadie (no a estas alturas), aunque sí es verdad que a mi familia, a mi marido y a mi amiga Cristina les reservo dosis extras de entusiasmo y adoración (pero ellos son del bando de los FUERTES, qué coño)...
¿Y qué le reservo al débil? Pues sintiéndolo mucho, me temo que bien poco, colega. :(