Lunes + despacho oscuro y deprimente + proyecto de Mallorca
= profunda sensación de tristeza.
Ha sido mucha la gente que ha pasado por este despacho, han sido muchos los nervios y el mobbing acumulados en poco tiempo. Muchos los llantos de impotencia, y muchísimo el odio concentrado hacia una sola persona, hasta el punto de desearle la muerte.
Mari, Ángel, Anna, Cristina... Todos se fueron voluntariamente, con una mano delante y otra detrás. Abandonaron esta mierda cargados de rencores y de fustraciones. Cargados de libros, de revistas o de material de oficina, porque de alguna forma se tenían que cobrar los malos ratos.
Ahora quedamos tres. Marta, Pepe y yo. Estamos quemados y, por alguna razón, seguimos aquí.
Odio mi trabajo, he conseguido aborrecer la que era mi vocación y sí,
yo también odio a J.F.,
porque no respeta nada ni a nadie. Porque no es persona, y nos trata como a animales. Por eso y por su eterno afán de culparnos de todo, le odio.