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Sant Esteve de Palautordera, Barcelona
Hoy he descubierto el Verdadero Objetivo de la Vida: Ser Feliz.

sábado, 26 de enero de 2008

Metal Ballads


Sábado por la tarde. Los sábados eran un día especial. Teníamos 15 años, pero no habíamos vivido ni la mitad. Surgían los primeros amores, se empezaban a definir las personalidades. Cada cual escogía su estilo de música, a cual más rebelde y más puro. Yo escogí el heavy metal: Iron Maiden, Metallica, Stratovarius. Yo era una niña, y mi baza era (sigue siendo) la de ir de tía dura. Ahora lo pienso y me entra la risa.

Los sábados por la tarde empezaban a la hora de comer. Ya no tenía hambre, calculaba el dinero para entrar en el garito. Pensaba en mis amigos, en la birra que me iba a beber (esta vez SÍ me la iba a beber). En cómo engañar a mi madre para volver más tarde. En el billete del metro (¿me quedan viajes en la tarjeta?) y en el túnel del trasbordo de Passeig de Gràcia, largo y tedioso como pocos. Sentía un hormigueo en el estómago, pensaba: “me voy a hacer otro agujero en la oreja”, “le pediré rollo al Lluís”, “compraré incienso en los indios”, y chorradas por el estilo.

Normalmente quedábamos sobre las cinco. Había que aprovechar el tiempo, a la una tenía que estar en casa, y había tanto que hacer!
En Canaletes a las cinco”.

Canaletes... Cuántos recuerdos me trae este nombre. Ha sido mi punto de encuentro durante más de diez años. Después, bajamos la Rambla, entramos en el barrio gótico, Escudellers. Plaza Real. Alcohólicos, drogadictos y chorizos. ¿Falafel o Shawarma? El olor a detergente y a orina. Un paraíso para los sentidos.
Recorrería estas calles con los ojos cerrados. Lejos de inspirarme temor, me producen un relajante efecto balsámico. Siempre digo que fueron mi hogar durante muchos, muchos años. Me considero adoptiva del viejo Gótico, de sus adoquines sueltos y sus noches lluviosas al abrigo de cualquier portal.

La meta siempre era El Paso. Menudo agujero. Inicio y final de un ciclo vital. Al más puro estilo "Abierto hasta el Amanecer", todavía sigue activo, lo vi no hace mucho.
Entre treintañeras apretadas y moteros enormes de melenas al viento, yo me divertía dando la vuelta a los cuadros, unos enormes pósters enmarcados de nuestros ídolos musicales, que en el reverso escondían imágenes sugerentes de mujeres desnudas. Ante lo evidente (mi garito era un puticlub entre semana), juré amor incondicional a este antro de mierda, y a su portero/camarero cañonazo forrado de cuero que me robó el corazón desde el primer día, que siempre me dejó entrar sin pedirme el carnet, con una sonrisa en la boca susurrándome: “Pórtate bien, y si te hacen algo me lo dices”.
Ponme una birra”, le decía más tarde, y él me ponía una Coca-Cola cantando a pleno pulmón el tema que estuviera sonando, o explicándome extasiado que "este tío es el mejor guitarrista desde Jimmy Page", aún a riesgo de que alguien en desacuerdo le tirara un botellín desde la otra punta de la barra.

La imagen de cuarenta hombres moviendo la cabeza al unísono, cuarenta melenas guerreras en comunión con un temazo de Metallica, perdurará en mi memoria. Magnífica.

Daría la vida por volver allí.
(...)

Y en fin, estamos a sábado por la tarde, y ya no siento ese cosquilleo en el estómago, no pierdo el tiempo pensando chorradas a la hora de comer, no gozo del trato de favor de ningún portero cañón, no sueño con un beso en los labios.

Pero siempre quedará el Metal...
¿verdad?

martes, 22 de enero de 2008

30

Una no es consciente de que cumple los 30 hasta que no ve la cifra en el pastel.
Mierda, me hago mayor...