Vida

La vida se compone de Sueños, Realidades y Fantasías. Yo tengo mucho de los tres. Los elevo al cuadrado, e incluso al cubo. Soy una persona vividora. Vivo mis sueños, sufro mis realidades y anhelo mis fantasías. Quizá demasiado. Vivo intensamente. En eso soy auténtica.

Mi Sueño era viajar a Nepal. Viajé, y mi sueño sigue siendo viajar a Nepal. Volver.
Para mí, éste es mi auténtico sueño, el que nunca se agota. Ir y volver, o ir y quedarme. Quién sabe. Los sueños sufren continuas mutaciones. Por qué no, el mío también. Pero la esencia es la misma.

Mi Realidad es levantarme cada día a las 7, ducharme y coger el tren. Llegar a un lugar aburrido y exprimir mi mente en busca de la creatividad. Aburrimiento vs. creatividad. Incompatible.
Frustrada, volver a casa y ejercer de esposa, de amiga y de amante. La realidad también sufre mutaciones, como los sueños, pero tiende a estancarse en la rutina. Es mucho más lenta, está aletargada.

Mi Fantasía es sólo eso, una fantasía. Pero como tal, tiende a ocupar el 90% de mis pensamientos. Las fantasías nos alimentan y nos motivan, o nos consumen y nos destruyen. La mía es de las buenas. Irreal pero tentadora. Admirable o denunciable. Personal, profundamente íntima.
Incomprensible para todo el mundo, menos para mí. Tiene que ver con un retiro y un invernadero, un 4x4, con dos hombres a los que amo. Con una vida apacible y descontrolada. Es de una belleza atronadora. Pero inconfesable, por su contenido aberrante.

Y en un segundo plano están los Planes. El mío, a corto plazo, es hacer lo que me gusta. Yo quiero ser Paisajista -me digo a mí misma-, y nunca es tarde para intentarlo.
¡Que se junten el cielo y la tierra! porque ése -y no otro- es mi Plan.

Y ésta es Mi Vida. Y es Mi Voluntad manejarla.