Karma
Me deseaban, me deseaban tanto que me puse a llorar. Y me acerqué temerosa, lenta y volátil, sumida en los nebulosos recuerdos -cada vez más débiles- de una vida anterior. Hacían el amor, y la simple visión de aquellos cuerpos jóvenes e imperfectos me invitaba a avanzar. Se movían a razón de un ritmo indescifrable, indescriptible, que causaba en mí impúdicos deseos de participar. Fui hacia ella, y de pronto me pareció más grande y más bella, y yo me sentía tan pequeña... La soledad era un sentimiento mucho más fuerte que la simple excitación. Y entonces pasó.
Me vi inmersa en una poderosa descarga de fertilidad y, radiante de felicidad, explotamos los tres en un gigantesco orgasmo.
Om ma-ni pad-me hummmmmmmmmmmmmmmm!!
Desperté, como tenía que ser, sumida en la más absoluta oscuridad, carente de nebulosos recuerdos -por fin- de una vida anterior.
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