Como dedos de mono
Mi primer novio -Marc, se llamaba-, con dudosas intenciones, me preguntó una tarde:
-¿Tú tienes los pezones desarrollados?
-Más que tu cerebro, -le contesté.Teníamos 13 años. Nuestros encuentros se limitaban a algunos besos y un cigarro (yo no los fumé ni los fumo ahora), en un intento de parecer adultos.
Desde entonces, me inspecciono cada día, esperando a que estas mierdecitas rosas crezcan y adquieran el aspecto alargado, oscuro y acaramelado de un dátil. Un dátil jugoso y obsceno.
Arrugados y negros como dedos de mono -que diría mi amiga Cristina.Tengo 28 años, y los sigo mirando. Cada día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario